Sin duda alguna, parece que el segundo se lleva la palma.
17:15 de una tarde de verano. Un programa de corazón cualquiera. Sobre la mesa las fotos de una señora en pelotas que se asegura tiene el felpudo más poblado de la Península Ibérica. Sí, sí, Portugal incluido. El público, ávido de imágenes pornográficas con las que rellenar su imaginario sexual, reclama ver las instantáneas. Pero el presentador pronto les corta las alas y anuncia que es demasiado tarde y las fotos se verán mañana, antes de las 17.00, hora en la que empieza el horario protegido.
Pasan cinco minutos y con todo su morro plantan una imagen de Sánchez Dragó en la que sólo está cubierto por un body painting de letras que, ni de coña, llega a taparle las vergüenzas. Y digo vergüenzas, porque a mi me daría vergüenza enseñar semejante pubis amazónico rodeando a un miembro que más que viril parecía viral.
Reflexión siestera al canto: si la imagen de un señor viejo y desagradable en bolas se puede enseñar a los niños, ¿por qué no la de una señora? ¿Acaso los va traumatizar menos el hecho de que una foto aparezca en El Mundo y la otra en Interviú? Y si el desnudo traumatiza ¿por qué no cerramos las puertas de los baños con doble cerrojo cuando los papis están dentro? O mejor aún ¿por qué no hacemos una exterminio masivo de espejos en los hogares españoles para que ningún niño se contemple así mismo en bolas? ¡No sea que vean una teta y ya nunca sean capaces de volver a comerse un yogurt, queso o cualquier derivado lácteo!
Pues porque no, y punto. Vale que sí, que los que trabajamos en la tele sabemos de sobra por qué se hace esto. Porque así te guardas para mañana un poquito de contenido ya cebado (anunciado a bombo y platillo) con el que rellenar un contenedor que en verano se te queda grande por todos lo lados. Pero cuidadito con las escaletas porque si dejas demasiado juntos mensajes contradictorios, hasta el más borrego de los espectadores se da cuenta.
Si hasta yo me he pispado y eso que a mi a borrega a mi no me gana nadie. Y menos en pleno mes de agosto, de vacaciones, viendo la tele bajo la somnolencia provocada por la ingesta de un plato de gambas a la plancha, que ha estado a punto de acabar con mi vida y con la de mi madre. Ale, moriros de envidia.
martes, 11 de agosto de 2009
¿Qué es más feo, una polla o un coño?
¡Qué gran putada!

Según la R.A.E una “putada” es “una acción malintencionada que perjudica a alguien”. Pero a nadie le hace falta coger un diccionario para saber qué es una putada. Por ejemplo:
Es una putada tener un retraso de 15 días. Es una putada quedarse sin vacaciones y tener que trabajar en Agosto. Es una putada llevar una raya de un palmo por miedo a ir a la pelu y que la Vane dé rienda suelta a su creatividad, poniéndote un tinte negro con reflejos azulados sobre las mechas rubias y acabes con el pelo azul turquesa, como te pasó la última vez. Es una putada tener una jefa hija de puta a lo Diablo viste de Prada que hace 1 año, 2 meses y 17 noches que no folla. Ni con su marido ni con nada que se parezca a un hombre. Y por eso lleva un año, 2 meses y 17 días haciéndote salir del curro a las tantas.
Otro ejemplo de putada es tener novio y que te guste otro (más feo, más calvo, más joven y más putón). También es una putada tener que vivir con tus abuelos pq no tienes pasta para independizarte, que los abuelos se marchen de vacaciones a Cullera y que tu te quedes rodeada de papel de pared de flores y halcones disecados. Es una putada tener la nevera más vacía que si vivieses en el mismo centro de Burkina Faso y no tener tiempo para ir al super a llenarla. Y para acabar con los ejemplos, es una putada coger una enfermedad distinta cada dos días. Sobretodo, el día en que se te juntan las incuradas, las incurables y las que estás incubando.
Pues yo sé de una que en este momento debes estar cagándose en el filósofo, sabio, proverbio o similar que dijo eso de que las desgracias nunca vienen solas. Porque aunque parezca mentira, hay una persona sobre la faz de la tierra en la que han confluido todas estas putadas para convertirse en un putadón o lo que comúnmente se denomina “es que la vida es una mierda”. A la desgraciada la llamaremos Olga.
Un buen día la jefa de Olga, la Cruella de vil con bolsos Hermès que confunde los bolígrafos con vibradores (y viceversa, aarrrgggg), decidió que había llegado el momento de ponerle un ayudante. Básicamente, para que dejase de salir a las tantas y pudiese hacer la compra, ir al médico a que le recetase algo, hacerse un test de embarazo de una puta vez, buscar una nueva pelu, quedar con su chico al que hacía tres semanas que no le veía el pelo o ponerle una excusa para salir con su posible amante de cañas y aclararse de una puta vez.
Sobre la mesa le dejó dos currículum “para que elijas tú” como si eso fuese un favor. Saber que tienes en tus manos el futuro de una pobre recién licenciada que va a pringar horas a más no poder por cuatro duros, genera una sensación que empieza por ser de poder y acaba siendo de pánico. Además, tener elegir supone otro problema: si la cagas en la elección de la persona quedas fatal ante la Cruella de turno y con lo japutas (un pescado de río) que son, éstas son capaces de echarte.
A mi amiga, el hecho de tener una ayudante, le pareció una señal de que las cosas iban a cambiar. Se puso a mirar los dos currículum. Empezamos bien: el primero era de una perfecta inútil. Sus opciones se acababan de reducir a una. Pasó al segundo, el de una chica que, milagrosamente, parecía adaptarse bastante bien al perfil. Así que no hubo más tutía, Marta Ibáñez iba a ser su ayudante. Dejó el CV de la chica sobre la mesa para llevárselo después a Cruella y levantó la cabeza.
En ese momento se cruzó con la mirada de Dani, el pelirrojo que llevaba cinco semanas sirviéndole chistes y piropos de postre en las sobremesas del comedor de su empresa y que tenía todas las papeletas para ser el culpable de que ella cometiese la primera infidelidad de su vida. Dani fue hasta su mesa a dedicarle uno de esos “Pero qué guapa estás hoy” con los que desayunaba últimamente. Si seguía alimentándose de cumplidos, la pobre iba a desaparecer pero con la nevera vacía, poco podía hacer.
- Buenos días, reina mora - Sí, es un apelativo cutre, pero a Olga le hacía gracia.
- Buenos días, maharajá.
- ¿Te tomas un café conmigo?
- Uff es que tengo un lío... Cruella me pone una ayudante y sólo de pensar en todo lo que le tengo que enseñar aún, me dan infartos. Creo que dentro de un mes tendré tiempo para un café. ¿Me esperas?
Dani sonrió y miró el CV que había sobre la mesa.
- ¡Hostia, Marta! No me jodas, ¿ella va a ser tu ayudante?
- Si, ¿la conoces?
- Es mi ex novia. Estuvimos saliendo tres años y dos, viviendo juntos. Pero nos llevamos bien ¿eh?. Es super trabajadora ¡Ya verás!
Y en ese momento a Olga le empezó a picar el cuello. Le había salido una nueva erupción que se sumaba a la del brazo y a la de la pierna izquierda. Se dió cuenta de que la lista de putadas de las que era víctima iba a seguir creciendo hasta poder escribir con ella la biblia tres veces. Y sólo era lunes...
Es una putada tener un retraso de 15 días. Es una putada quedarse sin vacaciones y tener que trabajar en Agosto. Es una putada llevar una raya de un palmo por miedo a ir a la pelu y que la Vane dé rienda suelta a su creatividad, poniéndote un tinte negro con reflejos azulados sobre las mechas rubias y acabes con el pelo azul turquesa, como te pasó la última vez. Es una putada tener una jefa hija de puta a lo Diablo viste de Prada que hace 1 año, 2 meses y 17 noches que no folla. Ni con su marido ni con nada que se parezca a un hombre. Y por eso lleva un año, 2 meses y 17 días haciéndote salir del curro a las tantas.
Otro ejemplo de putada es tener novio y que te guste otro (más feo, más calvo, más joven y más putón). También es una putada tener que vivir con tus abuelos pq no tienes pasta para independizarte, que los abuelos se marchen de vacaciones a Cullera y que tu te quedes rodeada de papel de pared de flores y halcones disecados. Es una putada tener la nevera más vacía que si vivieses en el mismo centro de Burkina Faso y no tener tiempo para ir al super a llenarla. Y para acabar con los ejemplos, es una putada coger una enfermedad distinta cada dos días. Sobretodo, el día en que se te juntan las incuradas, las incurables y las que estás incubando.
Pues yo sé de una que en este momento debes estar cagándose en el filósofo, sabio, proverbio o similar que dijo eso de que las desgracias nunca vienen solas. Porque aunque parezca mentira, hay una persona sobre la faz de la tierra en la que han confluido todas estas putadas para convertirse en un putadón o lo que comúnmente se denomina “es que la vida es una mierda”. A la desgraciada la llamaremos Olga.
Un buen día la jefa de Olga, la Cruella de vil con bolsos Hermès que confunde los bolígrafos con vibradores (y viceversa, aarrrgggg), decidió que había llegado el momento de ponerle un ayudante. Básicamente, para que dejase de salir a las tantas y pudiese hacer la compra, ir al médico a que le recetase algo, hacerse un test de embarazo de una puta vez, buscar una nueva pelu, quedar con su chico al que hacía tres semanas que no le veía el pelo o ponerle una excusa para salir con su posible amante de cañas y aclararse de una puta vez.
Sobre la mesa le dejó dos currículum “para que elijas tú” como si eso fuese un favor. Saber que tienes en tus manos el futuro de una pobre recién licenciada que va a pringar horas a más no poder por cuatro duros, genera una sensación que empieza por ser de poder y acaba siendo de pánico. Además, tener elegir supone otro problema: si la cagas en la elección de la persona quedas fatal ante la Cruella de turno y con lo japutas (un pescado de río) que son, éstas son capaces de echarte.
A mi amiga, el hecho de tener una ayudante, le pareció una señal de que las cosas iban a cambiar. Se puso a mirar los dos currículum. Empezamos bien: el primero era de una perfecta inútil. Sus opciones se acababan de reducir a una. Pasó al segundo, el de una chica que, milagrosamente, parecía adaptarse bastante bien al perfil. Así que no hubo más tutía, Marta Ibáñez iba a ser su ayudante. Dejó el CV de la chica sobre la mesa para llevárselo después a Cruella y levantó la cabeza.
En ese momento se cruzó con la mirada de Dani, el pelirrojo que llevaba cinco semanas sirviéndole chistes y piropos de postre en las sobremesas del comedor de su empresa y que tenía todas las papeletas para ser el culpable de que ella cometiese la primera infidelidad de su vida. Dani fue hasta su mesa a dedicarle uno de esos “Pero qué guapa estás hoy” con los que desayunaba últimamente. Si seguía alimentándose de cumplidos, la pobre iba a desaparecer pero con la nevera vacía, poco podía hacer.
- Buenos días, reina mora - Sí, es un apelativo cutre, pero a Olga le hacía gracia.
- Buenos días, maharajá.
- ¿Te tomas un café conmigo?
- Uff es que tengo un lío... Cruella me pone una ayudante y sólo de pensar en todo lo que le tengo que enseñar aún, me dan infartos. Creo que dentro de un mes tendré tiempo para un café. ¿Me esperas?
Dani sonrió y miró el CV que había sobre la mesa.
- ¡Hostia, Marta! No me jodas, ¿ella va a ser tu ayudante?
- Si, ¿la conoces?
- Es mi ex novia. Estuvimos saliendo tres años y dos, viviendo juntos. Pero nos llevamos bien ¿eh?. Es super trabajadora ¡Ya verás!
Y en ese momento a Olga le empezó a picar el cuello. Le había salido una nueva erupción que se sumaba a la del brazo y a la de la pierna izquierda. Se dió cuenta de que la lista de putadas de las que era víctima iba a seguir creciendo hasta poder escribir con ella la biblia tres veces. Y sólo era lunes...
lunes, 3 de agosto de 2009
Los peligros del sol

Cuando la selección musical del garito empieza a degenerar de la mano de los lunies, la peña se pira y las luces se encienden, la borrachera se te baja a los pies ipso facto y reparas (ya era hora, guapa) en el elemento con el que llevas media hora manteniendo la que, hasta el momento, te parecía la conversación más interesante del mundo. En este descenso a los infiernos, aparecen dientes amarillentos en una antaño sonrisa encantadora, granos y cirrosis en su carita graciosa, una calvicie incipiente en la que apenas habías reparado y lo que te parecían abdominales resultan ser costillas porque el colega está más delgado que un habitante de Dubrovnik en los 90.
Y haciendo un inciso, digo yo que los tíos podrían hacer lo mismo que hacen en los outlets, dónde te marcan las taras de la ropa con una pegatina. Esta estrategia es perfecta, por que dónde tú esperas encontrar un boquete como el cráter del Krakatoa sólo hay un agujerito fácilmente reparable. De esta manera te irías con el más feo y asqueroso del lugar, igual que te vas a casa más contenta que unas pascuas con tu jersey agujereado, tu pantalón descosido hasta media pernera y un vestido con la cremallera colgando. Todo defectuoso pero enmendable. Chicos ¡haceros un favor y bajad ahora mismo a la papelería a por un paquete de puntitos rojos adhesivos!
Pero volvamos al momento salida al exterior. Si en ese punto clave tu criterio titubea, ya no hay invitación a chocolate con churros ni a bocata de tortilla que te convenza de que el (pobre) individuo merezca uno sólo de tus besos. Así que dilema al canto: o desapareces a la francesa o le das un rato más de conversación para que se crea la excusa que luego le pondrás de que estás destrozada y mañana quedáis o cierras los ojos y que sea lo que dios quiera. Cada una que se quite las bragas e intercambie fluidos con quien quiera, pero desde aquí desaconsejamos insistentemente la última opción por los posibles daños a la autoestima que pueda ocasionar.
viernes, 31 de julio de 2009
PARA... ¡YA!

Para los altos (vosotros que llegáis a por las galletas), para los bajos (somos una gran familia), para los gordos (los triglicéridos son muy malos), para los flacos (la bulimarexia acecha), para los chonis (del coche tuneao), para los pijos (del biplaza), para los amigos (si los de mis amigos también) , para los enemigos (los del reciclaje me valen), para los sociatas (del floripondio), para los del PP (sí, los de la gaviota coja), para los del Barça (Guardiola es mi marido), para los del Madrid (y Cristiano Ronaldo mi amante tonto al que sólo dejo hablar a cambio de sexo) , para los de aquí (abajo), para los de allí (arriba), para los de todas partes… COMO VOLVÁIS A ESCUCHAR MÚSICA POR EL MANOS LIBRES DEL MOVIL EN EL TRANSPORTE PÚBLICO OS MATARÉ LENTA Y DOLOROSAMENTE!
Pd: esto no es una amenaza, sólo una advertencia. Cabe señalar que ciertos géneros como el reggeaton o la rumba son más susceptibles de causar irritabilidad y pueden llevar al consumidor a la muerte vía tortura inquisitiva.
Pd: esto no es una amenaza, sólo una advertencia. Cabe señalar que ciertos géneros como el reggeaton o la rumba son más susceptibles de causar irritabilidad y pueden llevar al consumidor a la muerte vía tortura inquisitiva.
miércoles, 29 de julio de 2009
Las cara sapo o el peligro de pasarse con el amoniaco

Personalmente creo que el reblandecimiento de la masa encefálica, provocado, en su mayoría, por el abuso de tintes de marca blanca, empuja a los globos oculares a desplazarse hacia el exterior. Así que enigma resuelto. Primero se es gilipollas integral (lo suficiente como para decolorarse con un potingue sellado con la marca de calidad de Dia %) y luego tus ojos intentan alejarse de tí, deseosos de hallar vida inteligente más allá de las cuencas.
Y la cosa promete. Porque con la poquita salud que les queda a las cuentas bancarias españolas, la población amenaza con subirse el ánimo a base de cambios de look domingueros patrocinados por el badulake de abajo. A cada uno, el de sus bajos. Atentos señores, por que en los próximos meses se prevé lluvia de córneas en la meseta Ibérica y estampida de neuronas subyacentes.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)