miércoles, 29 de julio de 2009

Las cara sapo o el peligro de pasarse con el amoniaco

Mi ex compañera de piso, una que iba al instituto conmigo, Belén Esteban... ¿qué coño les pasa a las tías con cara de sapo que son todas así de gilipollas? Y en este caso ¿qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿Los ojos saltones amenazantes con salir disparados o la inutilidad neuronal?

Personalmente creo que el reblandecimiento de la masa encefálica, provocado, en su mayoría, por el abuso de tintes de marca blanca, empuja a los globos oculares a desplazarse hacia el exterior. Así que enigma resuelto. Primero se es gilipollas integral (lo suficiente como para decolorarse con un potingue sellado con la marca de calidad de Dia %) y luego tus ojos intentan alejarse de tí, deseosos de hallar vida inteligente más allá de las cuencas.

Y la cosa promete. Porque con la poquita salud que les queda a las cuentas bancarias españolas, la población amenaza con subirse el ánimo a base de cambios de look domingueros patrocinados por el badulake de abajo. A cada uno, el de sus bajos. Atentos señores, por que en los próximos meses se prevé lluvia de córneas en la meseta Ibérica y estampida de neuronas subyacentes.

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